"20 poemas de amor y una canción desesperada"
Este libro, rodeado de poemas profundos y rasgados como era costumbre en el gran Pablo Neruda, comienza con el canto a la mujer como sujeto sobresaliente en donde el decir lírico localiza sus raíces:
“Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar al hijo del fondo de la tierra.”
Términos de identificación se pueden percibir en primera estancia, y a su vez, de una manera inexplicable, se ve la separación de los cuerpos. Neruda por medio de todas sus palabras y expresiones, pretendía caracterizar al sustantivo de una manera más amplia, mujer y hombre confrontados e identificados en este juego vital y adverso que simboliza el gran sentimiento del amor.
Dicho libro, llega a su fin con el término “abandonado” lo cual nos lleva a percibir una de las claves de este gran poema lleno de amor, el cual es precisamente lo que hemos comentado y que se convierte en la genuina consideración lúdica del libro en su totalidad: “Cuerpo abandonado”; abandonado a su suerte y a su triste destino por haber amado y venerado, y por haber famosamente llegando al fracaso.+
Desde mi propia perspectiva, el comienzo con la palabra “cuerpo”, nos dice que de alguna forma este, representará el eje central en torno al cual adquiere movimiento poético todo el texto. Dicho cuerpo, se mantiene de manera constante buscando el adjetivo que le dará su definición, y dicho adjetivo, condensa merecidamente en la palabra final del texto y de esta manera, logra conseguir el entendimiento, desenlace y complemento del adjetivo.
A través de los diferentes poemas, se puede admirar fácilmente algunas metáforas que se muestran como término fundador principal al sustantivo que insinúa a la naturaleza, y a su vez, vemos algunas palabras que constituyen expresiones directas de ideas que procuran fabricar poco a poco la trama final enmarcada en el concepto de amor renuncia, en la nostalgia y en el sentimiento agitado que quiere descubrir la palabra, el principal motor de expresión de los textos.
El gran escritor Neruda, desde muy pequeño, se convirtió en un manipulador de palabras que haya siempre en la expresión poética la manera más explícita de decir que están allí y que constituyen el medio que abre los grandes misterios del querer lírico.
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